Despabilarse

¿Por qué siempre es tan difícil levantarse en lunes?

Parece un cliché ociosamente desgastado, pero es inevitable.

Quizás sea por la certeza del reinicio de la inminente rutina; de los problemas; de los tráficos; de las crisis; de los peros sin por qués.

Aquel genial poema lo resume mejor que yo: «Despabílate mi amor, que el horror amanece».

Sin embargo, hoy inicié mi día escuchando uno de mis discos favoritos: El Camino. Eso me ayudó bastante a tener el valor de quitarme las lagañas y conseguir la motivación necesaria para continuar con esta existencia vil, tal cual la preconcebimos en nuestras decisiones presentes y nuestros fantasmas de antaño.

¡Qué compleja y cínica resulta la metafísica!

También me ayudó un artículo que encontré sobre Facundo Cabral, a propósito de su primer año ausente en esta tierra. Y aunque resulta triste recordar que una mente tan genial ya no esté entre nosotros, la sola certeza de saber que su música sigue aquí, como herencia tan vasta, me reconfortó.

 

 

Música y literatura: si esa no es la fórmula para la felicidad de todos, al menos la mía sí. Y cuando no me alcanza para ser feliz, al menos sí, para despabilarme en un lunes tan cualquier como este.

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